Y posiblemente en mi segundo, tercero, cuarto, y quinto intento probando una distro.
Cuando era joven e inocente y no sabía casi nada sobre sistemas operativos, estaba muy cercana al grupo que personas que creen que Windows es lo mismo que Word. Mi interés en la computación me hizo probar cosas nuevas, leer mucho, y aprender. No hay mejor manera de aprender que haciendo, o en muchos casos: rompiendo.
Si algo es seguro, es que si te entra el gusanillo de la curiosidad por aprender a instalar tu mismo el sistema operativo en tu PC, y si quieres probar con Linux, vas a romper cosas. Puede que pierdas archivos, que pases momentos de tensión horribles con pantallas negras y un solo símbolo titilando en la imagen mientras el miedo te corre por la columna creyendo que "echaste a perder el computador". Es una experiencia linda y aterradora para el novato que nunca ha nadado en esas aguas poco profundas, pero el que no sabe nadar se puede ahogar hasta en la orilla.
Hay muchas cosas que hubiese querido alguien me advirtiera antes de empezar a "inventar", o cosas que debería haber escuchado o recordado, en lugar de ir a meter la pata. No garantizan el éxito al 100%, pero si una reducción en las posibilidades de catástrofe.
Siempre haz las particiones a mano
Tal vez suene exagerado, pero no le recomiendo a nadie ir por la vida probando distros Linux si no sabe qué es una partición y cómo crearlas. Aprender esto es importantísimo, nos ahorra muchos dolores de cabeza y es información que nunca va a perder valor para ti.
Sí, ya se que muchos Live CD de distros amigables hacen el particionado automáticamente, y que la mayoría de las distribuciones populares detectan si tienes otro sistema como Windows y no rompen nada mientras instalan. Pero, ¡adivinen! hay otras que no lo hacen. De hecho, más de una vez me ha pasado que por la simple vagancia de no querer hacer mis particiones a mano, el Live CD me ha roto las de Windows y he terminado perdiendo cientos de gigas de cosas que me da un dolor muy grande tener que volver a descargar.
No seas radical
Si es tu primera vez probando Linux, no importa que tan emocionado estés, que tan convencido te sientas de que es hora de pasar al lado de la fuerza y que ya basta de ser una "victima del capitalismo de Microsoft, del diablo y de el origen del ébola", no te lances al agua queriendo usar sólo Linux desde el principio. No te autolimites innecesariamente, mantén tus opciones abiertas. Ningún gatito se va a morir si tienes doble arranque, o si solo pruebas un Live CD de vez en cuando a ver como te sientes con Linux.
La costumbre y la comodidad son en muchos casos más poderosos que los principios y las ganas de un cambio que muchos tenemos. Ejemplo.
Respalda todas tus porquerías
Esto es básico y letal, no importa que creas que esa carpeta no tiene nada verdaderamente importante y si se pierde no se perdió Roma. He llegado a descubrir que luego de que algo se pierde para siempre en el abismo, es cuando recuerdo que había una cosa importante en aquella carpetita. Respalda y reduce significativamente tu miedo a fracasar experimentando con sistemas operativos nuevos. No pierdas nada más que tiempo.
Espera a tener tiempo libre
No inventes que quieres instalar una distro el día antes de un examen, de la entrega de un proyecto, la semana más llena de trabajo en tu oficina, o cuando sabes que vas a necesitar usar el ordenador para trabajar, estudiar, o hacer masa de empanadas. No te crees el innecesario estrés de que si algo sale mal, te quedas sin un PC funcional por demasiadas horas, terminas durmiendo mal, o del todo nada por intentar apagar un incendio que tu mismo creaste.
Usa el fin de semana para trastear, las vacaciones, los feriados, los días libres, o ese momento en el que parece que no vas a necesitar el ordenador para nada por mucho rato (he escuchado de esa leyenda, pero sigo sin creérmela del todo).
Busca ayuda antes de tener el primer problema
Si tienes un amigo que sabe de "cosas de computadoras", que ha ya instalado Linux antes, pídele ayuda. Pedir ayuda es fácil, abres la boca y dices "por favor". Te sorprenderán los resultados. Si no tienes amigos (hey, a cierta edad ya no es tan fácil hacerlos), usa tu maravillosa conexión a Internet para tener a la mano respuestas a las interrogantes que se te van atravesar en el camino, y a los problemas que pueden o no suceder.
Esto me lleva directo a mi siguiente consejo:
No dependas únicamente del equipo de pruebas
Si el único aparato capaz de conectarse a Internet donde estás, es el ordenador al que vas a instalarle una distro, mejor no lo intentes en ese momento. Si no seguiste ninguno de los consejos anteriores, estás borrando todo el disco, no tienes una partición con Windows para volver en caso de emergencia, no tienes un amigo cerca que ayude, y pasa que el driver de red ni siquiera funciona cuando ya tengas la distro instalada... Lo siento tanto por ti.
Si tienes un smartphone puedes salvarte de mucho con una simple búsqueda en la red, o un mensaje en un foro, o una llamada a un amigo. Si dejaste Windows instalado y no se rompió el cargador de arranque, siempre puedes regresar a el OS de costumbre a buscar soluciones o a trabajar, porque decidiste instalar Linux en días laborales.
Míralo como una aventura de aprendizaje
Aunque todo lo anterior puede que desanime a más de uno de ir a lanzarse al agua impulsivamente, de ninguna manera quiero que se vea como un argumento en contra. Si te gustan los ordenadores, Internet, y este tipo de cosas tecnológicas, la experiencia de aprender sobre ello, no tiene precio.
Pero, nunca están de más tomar un par de medidas para eliminar frustraciones y ganar en diversión. Al fin y al cabo, cuando hacemos algo bien a la primera, nos sentimos invencibles por 5 minutos.
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