En un par de semanas –quizás tres– debería liberarse la versión final de Linux Mint 18.1 Serena, pero mientras tanto ya podemos ir disfrutando de su versión beta, como siempre en los dos escritorios de la casa: MATE y Cinnamon.
Como todas las ediciones en desarrollo no está recomendada para su uso en equipos de producción, pero si para saciar nuestra curiosidad y de paso ayudar a detectar algún que otro bug, antes de su lanzamiento definitivo.
En esta liberación posiblemente la estrella sea Cinnamon 3.2 con sus paneles personalizables en vertical (ya veis el desastre que hice en la imagen que acompaña el post), nuevo salvapantallas, rediseño del menú de aplicaciones, más efectos visuales, soporte Qt 5.7, más facilidades en la configuración de hardware y un administrador de archivos nemo, empoderado a base de extensiones y con una tasa de transferencia de archivos más reducida.
Claro que MATE tampoco se queda manco en mejoras. Su edición 1.16 llega enriquecida en GTK+3, proporcionando mayor compatibilidad tanto con temas como aplicaciones, de hecho muchas de las de propias del escritorio ya son construidas en GTK+ (3.22): Engrampa, MATE Nofitication Daemon, MATE Polkit, MATE Session Manager, Pluma y MATE Terminal.
Mencionar que Banshee debido a algunas regresiones es reemplazado por Rhythmbox. En relación a eso, recordad que desde Linux Mint 18 la instalación de codecs multimedia privativos se hace en la postinstalación.
Tiempo tendremos para hablar de todas las características de Linux Mint 18.1 cuando salga su versión final.
Por ahora podemos entretenernos echando un vistazo a los requerimientos mínimos, iguales en ambos escritorios (es posible que la cosa ahora ande igualada, pero a mi Cinnamon siempre me pareció un poco más pesado):
- 512MB RAM (1GB recomendado).
- 9GB de espacio libre en disco (20GB recomendado).
- Tarjeta gráfica 800×600 de resolución mínima (1024×768 recomendada).
- DVD drive o puerto USB
Linux Mint 18.1 está basada en la última LTS de Ubuntu y al igual que está ofrece actualizaciones de seguridad hasta el año 2021. Los usuarios de Linux Mint 18 deberán esperar un mes para actualizar (es decir a enero de 2017) tras su lanzamiento.
Tradicionalmente esta ha sido una de las cosas que nunca me han convencido de la distro. Durante muchos años era preciso reinstalar entre versiones, últimamente ya permiten actualizar tirando de terminal –previa instalación de una herramienta– y para esta ocasión Clément Lefèvre comenta que está trabajando en un modelo de actualización más sencillo, supongo que apto para todo tipo de usuarios.
Si lo consigue quizás empiece a ser una opción que se pueda recomendar para los que se quieran iniciar en GNU/Linux(y si en la instalación separara la /home de la partición raíz de forma predeterminada, ya sería para nota).
Bueno poder se puede recomendar, de hecho legiones de linuxeros lo hacen hasta la saciedad; a mi me gusta llevar la contraria, en este asunto (tengo más ideas locas por ahí, otro día os hablaré porque creo que no se aprende casi nada de la instalación de Arch Linux y en cambio si mucho de su uso).
Para que quede claro: no desmerezco la calidad de Mint, solo que no creo que sea la distro para novatos o de iniciación, y en ese punto no le veo ninguna ventaja respecto a cualquier sabor de Ubuntu. Quizás en los comentarios me podáis convencer de lo contrario.
Para el resto sigue siendo la mejor opción para conocer los avances de los escritorios MATE y Cinnamon y probar algunos inventos curiosos como su gestor de actualizaciones que permite graduar la intensidad de las mismas. También de disfrutar de sus aplicaciones (entre ellas esas x-apps que debutaron recientemente), todo ello en un ambiente clásico y agradable.
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